Requisitos para viajar y entrar en españa.
“Se llamaba Joseph, tenía solo seis meses de vida y era de Guinea Conakry. Un bebé no sobrevivió al naufragio de la patera en que viajaba en el Mediterráneo Central y murió ayer en alta mar. Le rescató la organización catalana Open Arms, que socorrió a otros 111 migrantes en dificultades. Joseph había sido reanimado por los médicos a bordo y estaba esperando una evacuación urgente con otras cuatro personas –entre ellas dos menores y una mujer embarazada–, pero no llegó a tiempo y sufrió una parada cardíaca”.
Así, empezaba hace unos días un artículo de la Vanguardia:
Esa mañana, como cualquier otra del año, el telenoticias y diversa prensa escrita de este país abría con unas desgarradoras imágenes que mostraban a una madre desesperada sobre la lancha de Open Arms suplicando a los cuatro vientos encontrar a su bebé.
Es curioso cómo, desde este lado del televisor aunque las imágenes nos rompen y parten el alma por segundos, al rato, nuestra mente nos focaliza en otros intereses y sin más, nos adentramos en nuestra vorágine del día y todo se olvida o deja pasar.
Joseph ya no está y en la inmensidad del mar ya solo queda el vacío enorme que punza el alma totalmente herida de una madre a quien, entre sus manos, se le escapó la vida. Por los poros de su encogido corazón se filtran y escapan todas y cada una de las ilusiones y sueños depositados. Fugazmente se desdibuja toda esperanza puesta en un futuro que ya no podrá ser nunca más prometedor ni próspero.
Pero, desde este lado del televisor, todo es hiel. En nuestro mundo, solo importa tener, ser, estar. Solo vale lo que posteamos en Instagram, qué ropa nos ponemos o compramos, con qué coche luciremos mejor o cuál será el destino más enviado en nuestras próximas vacaciones.
Estamos tan acostumbrados a ver llegar y naufragar a gente que viene desde otras tierras en embarcaciones y pateras que, no nos planteamos nada más allá. No pensamos en sus vidas, en qué les llevará a lanzarse al mar dejando su tierra y a sus familias. Arriesgan en embarcaciones ilegales y, tras duras travesías a cambio de una incierta y lejana esperanza.
Seguramente, Joseph y su madre querían alcanzar la costa española tras haber caído en el engaño de alguna de las redes organizadas criminalmente contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.
Las embarcaciones en las que viajan no reúnen los requisitos mínimos para poder soportar las condiciones del viento, inclemencias del tiempo y del oleaje en zonas del Atlántico e incluso del Mediterráneo, como le ocurrió a Joseph.
Desde Marruecos o Libia, normalmente, se planifican los viajes y se capta a los migrantes, quienes ansiosos por conocer este otro mundo se lanzan a una aventura donde se les promete alojamiento y el traslado hasta el punto de salida de la embarcación, que normalmente parte en dirección a la Península aprovechando la corriente de algún río.
Durante toda la travesía los migrantes deben siempre obedecer a los miembros de la organización puesto que no se andan con tonterías y no dudan en emplear toda la violencia que consideran contra los migrantes si desobedecen o hacen preguntas. Pero el migrante traga con amarga saliva todo desprecio y dolor porque al otro lado le anuncian le espera un futuro prometedor.
El viaje más peligroso de su vida, pero, no es gratis. Muchos de los traficados migrantes pagan entre 1.000 y 2.000 Euros por adelantado para viajar en pateras de escasa flotabilidad y sin chalecos salvavidas. No hay otra medida de seguridad que la de encomendarse con sus rezos y suplicas a su Dios o al Dios del mar. A la llegada de las pateras a tierra firme, miembros de la organización criminal se encargan de recoger a los migrantes a pie de playa y mira de trasladarles hasta ubicaciones seguras, como paso intermedio hasta sus destinos finales. La mayor parte de estos migrantes desconocen su fin. Desgraciadamente, la mayoría de ellos, será explotado laboralmente.
La madre de Joseph seguramente pagó para poder subirse a la embarcación que la trasladaría junto a su bebé en su travesía por el Mediterráneo. Seguramente, la Organización criminal que se cobró sus pasajes tuvo miedo a ser localizada por las fuerzas de seguridad y Guardia Costera y con total cobardía y falta de humanidad dejó abandonados a su suerte a todos los ocupantes, quienes, tras días en el mar, con hambre, sedientos y presos del miedo cayeron al agua al ceder el suelo de la embarcación. Sus sueños desvanecen mientras perecen en el mar, en unas aguas que, aunque les son extrañas, esta vez les envuelven y arropan en sus últimos lamentos y suspiros.
Muchos migrantes viajan engañados y sin tener un asesoramiento adecuado. Toda persona que quiera viajar a España, ya sea por tierra, mar o aire, debe cumplir con los requisitos y condiciones necesarios para poder entrar en territorio español.
- Estar en posesión de un pasaporte o documento de viaje válido y en vigor.- Los ciudadanos de cualquier Estado de la Unión Europea, Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein sólo necesitan el Documento Nacional de Identidad o el pasaporte en vigor. Reino Unido e Irlanda no pertenecen al espacio Schengen y precisan de un pasaporte. En el caso de tratarse de un menor de edad y viajar con el DNI, éste deberá ir acompañado de un permiso paterno.
- Estar en posesión de un visado válido y en vigor.- Este requisito es exigible a los nacionales de terceros países incluidos en el listado de países sometidos a la obligación de visado para el cruce de las fronteras exteriores, siempre que no estén en posesión de un permiso de residencia válido o un visado de larga duración válido expedido por otro Estado Miembro.
- Viajes de carácter turístico o privado.-
- Documento justificativo del establecimiento de hospedaje o carta de invitación de un particular, si se hospeda en su domicilio, expedida por la Comisaría de Policía correspondiente a su lugar de residencia. IMPORTANTE: En ningún caso, la carta de invitación suplirá la acreditación por el extranjero de los demás requisitos exigidos para la entrada.
- Confirmación de la reserva de un viaje organizado, con el itinerario.
- Billete de vuelta o circuito turístico
- Para la acreditación de los medios económicos, se tendrá en cuenta lo dispuesto en la Orden PRE/1282/2007, de 10 de mayo, sobre medios económicos cuya disposición habrán de acreditar los extranjeros para poder efectuar su entrada en España. La cantidad mínima a acreditar es de 90 euros por persona y día, con un mínimo de 810 euros o su equivalente legal en moneda extranjera.
- Viajes de carácter profesional, político, científico, deportivo o religioso o por otros motivos.- Se podrá exigir la presentación de alguno de los siguientes documentos:
- La invitación de una empresa o de una autoridad para participar en reuniones, convenciones, etc., de carácter comercial, industrial, etc.
- Documento que acredite la existencia de relaciones comerciales, industriales, etc.
- Tarjetas de acceso a ferias, congresos, convenciones, etc.
- Invitaciones, tarjetas de entrada, reservas o programas con indicación, en la medida de lo posible, del nombre del organismo que invita y la duración de la estancia o cualquier otro documento que indique el propósito de la visita.
- Viajes de estudios u otro tipo de formación.- Se podrá exigir la presentación de alguno de los siguientes documentos:
- Documento de matrícula de un centro de enseñanza para participar en cursos teóricos y prácticos de formación.
- Certificados relativos a los cursos seguidos.
- Excepcionalmente, presentación de los certificados médicos exigidos por el Ministerio del Interior, de acuerdo con los Ministerios de Sanidad y Consumo y de Trabajo e Inmigración, o en aplicación de la normativa de la Unión Europea.
- No estar sujeto a una prohibición de entrada (inscrito en el S.I.S. [Servicio Información Schengen] o en el Registro Nacional).
- Haber sido previamente expulsado o devuelto por España o algún Estado Schengen.
- Tener prohibida la entrada de forma expresa por actividades contrarias a los intereses de España o a los derechos humanos o por su notoria conexión con organizaciones delictivas.
- Estar reclamados internacionalmente por causas criminales.
- Suponer un peligro para la salud pública, el orden público, la seguridad nacional o las relaciones internacionales de España o de otros Estados con los que España tenga un convenio en tal sentido.
- Haber agotado 90 días de estancia en un período de 180 días.
Un sinfín de personas persiguen el sueño de llegar a Europa durante el año. Centenares. La mayoría desconoce cuáles son los requisitos de entrada. Son engañados. Muchos caen al agua y naufragan en el mar. Niños, ancianos, adultos, bebés. Los que tienen más suerte, alcanzan la costa y pisan suelo europeo pero su llegada no será la esperada: bien serán explotados por las mismas mafias que los han traído, o si son retenidos a su entrada ingresarán en un centro de internamiento para extranjeros a la espera de ser devueltos a sus lugares de origen. Los menos, conseguirán entrar de manera irregular y, sin nada, sin conocer a nadie en este lado, comenzarán una nueva luchar por sobrevivir.
En este caso, Joseph y su madre viajaban desde Guinea Conakry en busca de un futuro mejor, pero el suelo de la embarcación se hundió y, con él, todos sus sueños. Nadie les explicó que existían unos requisitos de entrada a España. Nadie les informó de los peligros de esa travesía que iniciaban.
Solo conocían las magnificencias de la parte del mundo que les vendían. Seguramente, si hubiesen conocido la verdad de este mundo lleno de codicia y de egoísmo donde para vivir también se exige lucha, no hubiesen vendido su alma al diablo y se hubiesen quedado al otro lado del televisor, buscando la manera de combatir contra sus propias injusticias, en un hogar humilde, donde podían morir de hambre o sufrir guerras, sí, pero del mismo modo en que podrían hacerlo a este lado del televisor, porque aquí, en nuestro mundo, aunque todo parece ser mejor, ni todo es justo, ni se proclama igual.
Todavía nos queda mucho por hacer desde este lado para ayudar. Mientras las palabras de Martin Luther King tengan sentido en cualquier rincón de este mundo, existirán submundos por los que luchar y contener: “Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y…¡ojalá ya no tuviera la necesidad de soñarlas!”.