Cómo gestionar el divorcio cuando uno de los cónyuges no quiere.
Esta semana escuchaba a Kim Kardashian decir que, para su cumpleaños, el mejor regalo sería el de finalizar su divorcio de Kanye West.
Mientras que muchos, seguro que no han entendido como alguien puede malgastar la oportunidad de pedir cualquier otro regalo, yo comprendo a la perfección la elección de “la Kardashian”. Y es que, hay personas que darían “todo el oro del mundo” para poder terminar con un matrimonio del que ya no quieren formar parte.
Son muchas las veces donde uno de los cónyuges toma la decisión de divorciarse pero, el otro, que no lo acepta y se aferra, hace complicado el proceso con una continua falta de cooperación.
En España, como ya os hemos explicado, nadie puede impedir un divorcio si una de las partes quiere deshacer el vínculo afectivo. Es decir, si uno de los cónyuges quiere divorciarse, habrá divorcio. Pero, lógicamente, las partes deberán ponerse de acuerdo con respecto a las medidas personales, paterno-filial y patrimoniales que regulen el mismo.
Como abogados, muchas veces nos encontramos con cónyuges que en lugar de intentar llegar a acuerdos que beneficien a la familia tras el divorcio, se esfuerzan únicamente en ganar la batalla por el control y para ello, harán lo posible por frustrar, por obstruir o por controlar, sin más, el procedimiento legal.
En ocasiones, uno de los cónyuges, teme por la respuesta del otro. Se puede sentir compasión por su sufrimiento, pero, en otras ocasiones, quizás, la actitud del otro provoque irritación, enfurecimiento y, tan solo hará que la relación entre las partes cada vez sea más tensa y, resulte más complicado acercar posturas en el procedimiento.
Encontrar un abogado de familia pacificador te dará tranquilidad en el proceso de la negociación previa y, además, garantizará que las relaciones entre las partes no se estropeen.
Pero, ¿qué debes hacer si lo has intentado todo, pero tienes claro que quieres separarte o divorciarte y tu cónyuge no acepta o quiere el divorcio?
Si has agotado todas las posibilidades y ves que el matrimonio o tu relación ya no tiene solución y tienes clara tu decisión de divorciarte, lo primero que debes hacer es buscar asesoramiento legal con un abogado experto en derecho de familia.
Nunca habrá un momento perfecto para trasladar o plantear un divorcio, pero sí que es necesario que busques el momento oportuno. Cada pareja es diferente, por lo que, quizás para ti el mejor momento resulte a solas en la intimidad de tu casa, o dando un paseo al aire libre, o en una comida a solas o tomando un café. Aun así, se dice que hay momentos del año donde las peticiones de divorcio, curiosamente, aumentan: tras las vacaciones de verano, después de las Navidades, o tras un viaje o una convivencia prolongada.
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Hay decisiones que, durante nuestra vida, resultan complicadas de tomar pero, a veces, es necesario ser valiente para ser felices y avanzar. Debemos recordar que cada uno de nosotros, somos solo responsables de nuestras emociones. No es nuestra responsabilidad hacer que nuestro cónyuge consiga lidiar con sus emociones y, a veces, nuestro entorno familiar o de amistades, aun intentar ayudarnos, sin quererlo, hacen más complicado batallar con nuestros afectos.
Recuerda que en un divorcio, no es verdugo quien toma la decisión de divorciarse ni víctima quien se ve obligado a aceptar la decisión del otro. Ambos han fracasado en la relación por lo que, cada uno de ellos tendrá que mirar de hacerse responsable de sus comportamientos, de su implicación, o de sus carencias.
Ahora bien, no debes ser impulsivo. Has de sopesar todos los “pros” y todos los “contras” antes de tomar una decisión y, amenazar al otro con un divorcio mientras discutes no te ayudará. Del mismo modo que tampoco lo hará el hecho de que des mensajes contradictorios o falsas esperanzas al otro.
Una vez hayas tomado la decisión de romper con tu matrimonio, debes trasladar con empatía y tacto al otro que quieres divorciarte. Debes trasladar tu decisión de manera tranquila y respetuosa. Quizás tú lo tengas claro, pero puede que a la otra parte le resulte una noticia inesperada y, deberás mostrarte decidido, pero compasivo.
No hay que buscar culpables, sino que lo importante es mirar de cerrar una etapa vital con sentido común y de manera conciliadora y armónica. Intenta ser delicada@ en tus explicaciones y argumentaciones, escucha activamente al otro y, mira de agradecerle el tiempo compartido dejando su autoestima alta pero sin dar falsas esperanzas. La violencia o la falta de tacto o el desprecio a la hora de comunicar la noticia no van a facilitar nunca las cosas durante el proceso ni facilitarán las cosas durante la nueva etapa que tras el divorcio ambos deban vivir y, en ocasiones compartir si hay hijos comunes.
Es fundamental que a los hijos les trasladéis que siempre vais a continuar siendo una familia. Ellos deben saber la noticia y conocer que no tienen responsabilidad alguna en el divorcio. Puede que las rutinas cambien pero, ellos siempre van a continuar siendo lo más importante para vosotros y vais a continuar compartiendo vuestro tiempo con ellos de igual manera y vais a continuar responsabilizándoos de sus cosas y ayudándoles en todo lo que necesiten.
Comprobad como lo encajan. A veces, es necesario ayudarles a encajar la nueva situación mediante la ayuda de algún terapeuta.
En un anterior post os decíamos que, “una buena comunicación y gestión de la información hará que con el debido tiempo, vuestros hijos asuman su nueva situación desde la normalidad y sin sufrimientos”.
Mientras quede clara que tu decisión de divorcio es firme y, una vez tus hijos sepan de la nueva situación, es importante que cuentes con un buen abogado experto en derecho de familia que, busque la posibilidad de cerrar tu proceso por la vía de un divorcio de mutuo acuerdo o, que en caso contrario, sepa diferenciar cuando la otra parte tan solo pretende dilatar el proceso y, en tal caso, sea necesario acudir a la vía de un divorcio contencioso.
Busca un buen asesoramiento para que tu proceso esté en las mejores manos y todo se dé de la mejor manera para tu familia, haciendo que no se alargue en el tiempo de manera innecesaria. Decía Roberto Fontanarrosa algo así como que “te regalaría las estrellas, pero te has empecinado en un par de zapatos”. No obstruyamos el curso del procedimiento de divorcio por capricho. Y, como abogados, hagámosles a nuestros clientes el mejor de los regalos: un divorcio fácil, justo y sin dilaciones.