La importancia de crear Juzgados de familia especializados
Una mañana cualquiera de una semana de este mes de septiembre, me despierta temprano el sonido “non grato” de mi despertador. Reviso mentalmente mi agenda y, mi mente se entretiene en repasar mi juicio de esa mañana antes de saltar de mi cama.
De camino al Juzgado, mientras conduzco, me planteo diferentes escenarios y posibles soluciones al caso de derecho de familia donde debo defender los intereses de mi cliente. Busco estar preparada ante cualquier imprevisto o situación que pueda darse en el juicio.
El derecho de familia es una de mis áreas de experiencia. Cómo os he contado en anteriores posts, especializarse en una materia te ofrece una experiencia en ese área que te hace predecir con mayor facilidad supuestos, situaciones e incluso las posibles respuestas de los juzgados ante los que celebrarás tu juicio.
Igualmente, los abogados que llevamos derecho de familia, además de contar con unas determinadas cualidades profesionales y conocimientos técnico-jurídicos en la materia, debemos contar con unas dotes personales tales como empatía, implicación, y con ciertos conocimientos de psicología, comunicación, escucha activa, etc.
Entras en la esfera personal de tu cliente y, éste, en confianza, se abre a ti como profesional y, te deja conocer los entresijos de su vida familiar. Te traslada su cotidianidad, te hace partícipe de sus necesidades y de sus hábitos y de los de su familia, te traslada su economía, te habla de sus miedos, de sus habilidades como padre y de sus defectos.
Necesita que profesionales, le ayuden a regular de la mejor manera la que será a partir de la ruptura familiar su nueva vida. Es por ello, que el cliente que se separa o se divorcia, no necesita únicamente encontrarse ante un abogado experto en derecho de familia, sino también sería importante y muy necesario, que contara con un juzgado especializado, con un fiscal y con un equipo psicosocial técnico adecuado, etc.
En Barcelona y en las grandes ciudades, contamos con Juzgados de familia especializados donde, se suelen dar mejores respuestas y soluciones a casos concretos. Tienden a ser Juzgados más ágiles y eficaces porque cuentan con un Fiscal adscrito y presente en la vista y con Equipos técnicos de psicólogos y trabajadores sociales a su servicio.
Pero, en esa mañana cualquiera de este mes de septiembre, me dirigía a un juzgado de una localidad cercana a Barcelona, donde iba a juzgar el caso un Juzgado Mixto –juzgado que tramita e instruye diligencias penales y, al mismo tiempo se encarga de asuntos civiles tales como reclamaciones de cantidad, desahucios, tráfico y, además, deciden sobre asuntos de separaciones y divorcios-, y no un juzgado de familia especializado.
Los Juzgados mixtos, son juzgados que, deben atender una enorme variedad de asuntos y, que, además, se ven abocados a la necesidad de compartir Fiscal y Equipo Técnico con otros partidos judiciales. Eso hace que muchos juicios deban celebrarse sin Fiscal, aun habiendo cuestiones a dirimir referentes a menores de edad, por cuanto que al tener que ejercer en diferentes partidos judiciales al mismo tiempo y tener que compartir tiempos, nada más pueden acudir a la sede de un partido judicial un día por semana, o dos.
Que existan partidos judiciales que cuenten con menos medios no debería suponer que existiesen diferencias entre los ciudadanos de diferentes ciudades o municipios. Se deberían unificar partidos judiciales de manera que todos los ciudadanos tuviesen el mismo acceso a los juzgados especializados en derecho de familia.
Hay que tener en cuenta que cada vez hay más tipos de relaciones y las familias cada vez son más diversas. Hay familias monoparentales, de parejas homosexuales y transgénero, adoptivas, gestaciones subrogadas y un sinfín de modelos alternativos al de la familia tradicional. Resulta evidente la necesariedad de contar de manera urgente con una adaptación de la ley a la sociedad y con Juzgados de familia especializados que fomenten la igualdad entre todos los ciudadanos que deban acceder a la justicia para solucionar su conflicto familiar.
No escribo este artículo para reivindicar la necesidad de buscar la forma de contar con juzgados de familia especializados, que también -pues, “la práctica hace al maestro”-, sino para resaltar la labor de aquellos Jueces y Juezas que, aun tener que dirigir Juzgados mixtos donde, en ocasiones, se cuenta con muchos menos medios y sin apenas tiempo, no renuncian a tomar decisiones en asuntos de derecho de familia que sirvan para dar apoyo a esas familias que acuden a sus juzgados en busca de la mejor solución a sus conflictos.
Llegamos a la puerta de la sala donde se iba a celebrar el juicio unos quince minutos antes del señalamiento acordado. En la pantalla se anunciaba nuestro juicio “en hora” pero, la experiencia nos hace incrédulos siempre a abogados y procuradores, acostumbrados a ver como frecuentemente se dan retrasos injustificados. Aun así, en esta ocasión, la agente judicial nos sorprende y, diez minutos antes del señalamiento, viendo que estábamos todas las partes convocadas a la vista, nos hace entrar en sala a los letrados para ver si es posible alcanzar un acuerdo.
No me sorprende ver que en el Juzgado hay una Jueza nueva, pues abogados y procuradores vemos constantemente pasar por determinados juzgados a diferentes juezas y jueces que se relevan en sus funciones en espacios cortos de tiempo. Pero, esta vez, no era como siempre. Las primeras palabras de Su Señoría fueron las siguientes: “he visto que las partes de este pleito llevan muchos años enfrentándose judicialmente y, nunca se han encontrado soluciones satisfactorias en su totalidad puesto que, vuelven a requerir auxilio judicial. Así es que, letrados, me da lo mismo lo que tengan que hacer hoy, pero, trasladen a sus clientes que, nadie va a abandonar esta sala hasta que encontremos una solución que satisfaga a ambas partes y que de solución a todos los problemas que se plantean.”
Ambos letrados salimos de sala y con sorpresa y algo incrédulos, y volvimos entrar enseguida con nuestros clientes y procuradores. La jueza pidió a los clientes que subiesen al estrado y se dispusiesen a nuestro lado, como letrados pero, pidió que los abogados nos mantuviésemos en silencio, pues, tan solo quería escuchar la versión de ambas partes.
La jueza escuchó atentamente y les dejó hablar sin límite de tiempo. Tras ellos, nos pidió a los letrados soluciones para poder resolver todos los puntos que los clientes consideraban necesarios modificar para poder solucionar el conflicto que les llevaba a juicio en esta ocasión. Me sorprendió ver a una Jueza de un juzgado mixto tan implicada en un asunto de familia y, sobre todo, agradecí ver que quisiera dedicarle tiempo. Salimos de sala tras cinco horas de negociación, pero con un acuerdo que daba solución a todos los asuntos que necesitaban resolver las partes. Incluso, dado que no se había escuchado al menor, porque finalmente, al no celebrar la vista, no se había acordado la exploración judicial, para que ese menor aceptara el acuerdo alcanzado por sus padres y se comprometiera ante ella a cumplirlo fielmente, se prestó a que, al día siguiente, llamásemos los letrados para fijar una tarde de esa semana en la que la Jueza se ofrecía a quedarse en el Juzgado para tratar el acuerdo con el menor.
Evidentemente, no sabemos si el acuerdo surtirá el efecto esperado por ambas partes, pero, en un momento como el que vivimos donde, como decimos, el modelo de familia ha cambiado tanto, donde las redes sociales acercan a los menores a situaciones, a veces, muy complicadas, encontrarte con jueces que conozcan técnicas para escuchar a padres desesperados y a niños, niñas o adolescentes desesperanzados, realmente es alentador y nos devuelve a muchos la fe en una justicia por la que trabajamos cada día.
Es cierto que todo ciudadano tiene derecho a acceder a un juzgado de familia especializado, donde un juez experto y debidamente formado, en presencia de un fiscal y de un Equipo Técnico adscrito, cuente con las técnicas adecuadas para escuchar a las partes y a los menores y que, además, cuenten también con los protocolos necesarios para ofrecer soluciones que protejan a todos los miembros de la familia. PERO, no solo es necesario contar con juzgados de familia especializados, sino con Jueces y Juezas que tengan la suficiente experiencia y la empatía necesarias para entrar a resolver sobre asuntos de familia y, que se impliquen en el ejercicio de su profesión y en su vocación de orden público. Y es que, como decía el gran poeta, Félix María de Samaniego, “lo importante y raro no es entender de todo, sino ser diestro en algo” y, el Poder Judicial debería tener en cuenta, no solo sus capacidades procesales y técnicas, sino también con qué habilidades cuentan los jueces y juezas para que muchos más asuntos de familia se resuelvan de manera efectiva.