¿Cuáles son los requisitos del matrimonio?

La Real Academia define el estado de libertad como “la situación, circunstancias o condiciones de quien no es esclavo, ni sujeto, ni impuesto al deseo de otros de forma coercitiva”.

Leo estas líneas y, me doy cuenta de lo afortunada que he sido al nacer en una época y en un país donde siempre se me ha permitido ser, estar y actuar en libertad. Decidir si quieres o no hacer algo te hace libre y, siempre he sido dueña de mis propias decisiones; decisiones que, por qué no decirlo, también me han hecho responsable de mis actos.

Soy mujer por destino, pero, mis amigos, mis relaciones, mi trabajo o profesión, lo que me hace o no feliz, si me caso o no, si quiero hacer algo o no me apetece hacerlo, si decido o no aguantar o soportar a ciertas personas o situaciones, o si tengo hijos o no, entre otras cosas, lo elijo yo y solo yo.

Pero, Arooj Abbas y Aneesa Abbas no tuvieron mí misma suerte. Ellas no pudieron decidir y, cuando intentaron tomar sus propias decisiones fueron cruelmente asesinadas por quienes se creyeron amos de unos deseos que les eran, en realidad, ajenos.

Arooj y Aneesa nacieron en Pakistán, las costumbres eligieron sus relaciones y a sus amigos y sentenciaron sobre quiénes serían sus maridos. A Arooj la casaron con un primo y apalabraron el matrimonio de Aneesa con otro familiar para poco tiempo después. Pero, el padre de las chicas, que se había trasladado a España, decidió reagrupar a su familia y, así, ellas, volvieron a perder su capacidad de decisión y trasladaron su vida a este otro lado. Por un momento su padre, las acercó a la luz que irradian nuevos colores, a olores diferentes y a posibilidades de futuro diversas. Ellas creyeron tener la posibilidad de ser libres y, libres se enamoraron. Eligieron por primera vez qué ponerse, a donde ir o a quién besar y, sus actos las hicieron libres. Pero, sus hermanos, arraigados en trasnochadas costumbres de su país de origen no las comprendían. Ellos no permitían que ellas tomasen sus propias decisiones. Se obsesionaron con hacerlas regresar a Pakistán para estar con sus concertados esposos. Nadie podía humillar su malentendido honor familiar.

Arooj y Aneesa se negaban. Ellas tenían sus vidas en Terrassa (Barcelona), con nuevas parejas que, libremente, habían elegido. Nada podía hacerlas regresar a Pakistán. Nada, salvo que su madre o alguno de sus hermanos las necesitasen.

Los hermanos de las jóvenes las hicieron viajar con el engaño de creer que su madre estaba muy enferma y que otro de sus hermanos contraía matrimonio y ellas debían estar presentes. Ellas, de buena fe, decidieron qué debían viajar a Pakistán de urgencia. Pero, su familia las engañó y, al llegar y ver que no podían convencerlas de volver con sus esposos pakistanís, al ver que ellas se mantenían en su libre decisión, heridos en un falso honor, las asesinaron.

Decidieron ser libres y, su libertad, incomprensiblemente, acabó con sus vidas.

Por mi profesión, veo parejas de muchas nacionalidades distintas. Hace años que tengo contacto por asuntos de familia y de extranjería con familias de Pakistán. Veo a muchas Arooj y a muchas Aneesas luchar diariamente entre su libertad y su cultura. Y, entiendo que las tradiciones pesan y creo que es bueno respetar todas aquellas que consideren la dignidad de las personas pero, nunca podré aceptar a aquellas costumbres, sean del país que sean, que vayan contra el progreso y mejora de la condición humana o que vulneren derechos o libertades.

El artículo 32 de la Constitución Española, indica que “el hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica”. Y, continúa diciendo que “la Ley regulará las formas de matrimonio, la edad y capacidad para contraer, los derechos y deberes de los cónyuges, las causas de separación y disolución y sus efectos”, pero hay países –Asia del Sur, África, Oriente Medio, o en alguna parte de América Latina, el Sudeste Asiático o en Asia Oriental-, donde se contrae matrimonio de una forma forzada que no garantiza dicha igualdad jurídica ni, desgraciadamente, respeta los requisitos del matrimonio.

En España, el Código Civil determina que para poder contraer matrimonio los requisitos serán los mismos y tendrán los mismos efectos tengan el mismo o diferente sexo sus contrayentes (art. 44 CC).

En España, los matrimonios no pueden ser nunca forzados porque, si no cuentan con el consentimiento matrimonial de los contrayentes, el acto no producirá efectos civiles, dado que, de acuerdo al artículo 45 del CC, “no hay matrimonio sin consentimiento matrimonial” y, siendo así toda “condición, término o modo del consentimiento se tendrá por no puesta”.

Para ser válido, el consentimiento debe contener dos elementos esenciales y que son la declaración de voluntad y el discernimiento, intención y la libertad. Por lo que el dolo, el error y la violencia, afectan a la voluntad interna viciando el acto jurídico matrimonial y, hacen que cualquier consentimiento prestado en estas condiciones pueda ser declarado inválido y por supuesto, nulo.

Realmente, desconocemos si Arooj y Aneesa celebraron con sus primos en Pakistán, un matrimonio concertado consensuado o, si el mismo fue forzado. Ellas ya nunca nos lo podrán trasladar. Pero, si algo queda claro tras su asesinato es que, ellas, tras residir en España, libremente, se enamoraron de otras personas y, ya no querían continuar con sus matrimonios concertados en sus países. Ellas, decidieron libremente alejarse de sus costumbres y tradiciones y, querían divorciarse para poder vivir en España, de manera libre, con las personas que ellas habían elegido para formar una familia y ser felices. Querían casarse con las personas que amaban y respetando los requisitos del matrimonio que deben prevalecer en España para que sus uniones fuesen válidas. Nadie debería de haberles prohibido o negado un divorcio. Nadie debería haber coartado su libertad.

Toda mujer y todo hombre deben ser libres para decidir y para tomar sus propias decisiones con dignidad y desde la igualdad. No me cansaré de repetirlo: Soy mujer, soy libre y responsable de mis propios actos y, parafraseando a Madonna, “me niego a actuar de la manera que algunos hombres quieren que actuemos”. Hombres y mujeres debemos vivir en igualdad y libres.

Que, Arooj y Aneesa sean las últimas mujeres que pierdan la vida por perseguir la libertad de lo que desean y quieren.

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