Cesión de derechos a las redes sociales.
Mucho se ha escrito sobre si las redes sociales unen o, quizás, alejan. O, sobre si nos hace esclavos o puede que amos. Pero lo cierto es que, si todos nos parásemos a pensar cuántos minutos de nuestro día invertimos en ellas, estoy convencida de que, la mayoría, sin darse cuenta, contaría sus minutos en alguna que otra hora.
Y, si tú, que acabas de leer estas líneas, y has dado un “yo, no” rotund@ por respuesta, detente y piensa: ¿Te reconoces como usuario de Facebook, Youtube, Whatsapp, Facebook Messenger, WeChat, Instagram? ¿O, puede que hayas usado alguna vez QQ, Tumblr, Qzone, LinkedIn, VK, Weibo, Snapchat, Twitter, Reddit, Skype, Tagged, Viber, Line? ¿Alguna vez has compartido por Badoo, Vine, Pinterest, Telegram, Spotify, Google+, myLife, meet me, Qzone? ¿Nunca te diste de alta en SkyRock, Airtime, Fotki, imgur, Flickr, veoh, vimeo? ¿Estás seguro de no haber hecho algún Tik Tok? Y, ¿no me digas que no conoces Flixster, metacafé, Periscope o SoundCloud? Probemos con la música: ¿te suenan Jamendo, iTunes, Pandora, Shazam? Y, ¿qué me dices de napster, twitch, GameDuell, Nosplay, Player me? Seguro que alguna vez has curioseado en Google, Swarm, shopkick, forocoches.com, enfemenino, Nikonistas, Canonistas, Todoviajeros, Burbujainfo, MotorTalk… ¿Y, quién no ha esperado o se ha desesperado alguna vez en Tinder, Meetic, Meet My Dog, Bumble o Grindr? ¿Sigues en el no? Pues, ¿quizás seas más de Xing, Viadeo, GitHub, beBee, Google Drive, Box, DropBox, wallapop?
Si tras todas estas preguntas te sigues manteniendo en el “NO”, acabas de conseguirme como fan, follower o, si lo prefieres, como tú más fiel seguidora.
¡Bienvenido al mundo de las redes sociales! Dicen que, nunca es tarde, si la dicha es buena. Y es que, mantenerse alejado de las redes sociales, en este siglo, personalmente, me parece una de las más difíciles proezas o hazañas.
El uso de las redes sociales ha sido absorbido por personas en todo el mundo y, hoy en día, tienen un gran impacto en nuestras vidas. Pero, eso no significa que las redes sociales puedan ser usadas por todos, o de cualquier modo.
Existe la falsa creencia de que en redes sociales todo vale. Y, de igual manera se piensa que, todo lo que se sube a ellas, deja de ser propio y que puede ser utilizado por cualquiera.
Siento deciros que no es así. Para utilizar una fotografía o un video ajeno y poder publicarlos necesitas la autorización del dueño de esa imagen. Has de saber que, esa autorización solo tiene efectos, pero, dentro de esa red social y no fuera de ella. Así pues, si tú pides autorización a un usuario de Instagram, por ejemplo, para poder utilizar su fotografía en tu cuenta y esa persona te autoriza, esa autorización tan solo servirá para el uso de esa fotografía dentro de esa plataforma o red social en que se publica, pero no es posible copiar la imagen y subirla a cualquier otra red social distinta. Su autorización no se hace extensible a las demás, si no se hace constar expresamente así por su autor.
Nadie puede utilizar o difundir una imagen sin el permiso de su autor. La fotografía siempre pertenece a su autor, a quien la toma o crea y, por tanto, es este el único que podrá decidir sobre si acepta o no el uso de la misma o su difusión o incluso, en el formato que quiere que se publique o, si quiere que se haga bajo su anonimato o con mención a la autoría de la imagen.
Si nos centramos en Instagram, vemos como cada vez es más usual que las empresas utilicen esta red social como herramienta imprescindible para promocionarse como marcas y a los productos que ofrecen u ofertan. Pero, crear contenido para compartir no es tarea fácil y requiere de un tiempo y esfuerzo.
Algunos para crear contenido buscan contratar “influencers” como estrategia de marketing, otros, mediante la llamada a sus usuarios para participar en promociones de productos o utilizando determinados “hashtags” y, otros, a veces, sin querer o a veces queriendo, crean contenido cogiendo ideas de los demás, o utilizando sin permiso imágenes que no les son propias. Y, es aquí donde, debes tener cuidado porque es imprescindible asegurarse de contar con el permiso del autor del contenido que vas a compartir.
Hay que respetar la legalidad para tener éxito en la campaña de marketing que hagas y para, por supuesto, evitar futuros conflictos legales.
El propio Instagram explica en sus bases los conceptos de derecho de autor y de marca comercial y, advierte: “No publiques contenido privado o confidencial de ninguna persona, ni lleves a cabo ninguna actividad que infrinja los derechos de otra persona, incluidos sus derechos de propiedad intelectual o industrial”. Incluso, en las mismas bases da la opción de denunciar cualquier infracción que al respecto se pueda dar.
Por lo tanto, siempre que compartamos contenido en las redes sociales, hay que mirar de hacerlo desde el respeto, en todo caso, a los derechos de autor y de propiedad industrial.
Para conseguir el permiso del autor de las imágenes que nos interese publicar podemos dejar un comentario en el “post” del autor donde le indiquemos que deseamos compartir su publicación y pidiéndole permiso, o podemos enviarle un mensaje privado. De cualquiera de estas formas, obteniendo el permiso afirmativo del autor podremos ya publicar la imagen sin problema.
Nadie, pero, puede usar o difundir una imagen persiguiendo fines económicos si no se nos han cedido previamente los derechos económicos sobre esa fotografía.
Si alguien utiliza tus imágenes, sin tu permiso, autorización o consentimiento, ya sea una persona física o un medio de comunicación, puedes tomar acciones. Primero debes localizar al propietario del dominio registrado en la web y, pedirle que retire o elimine la imagen del sitio en qué se encuentre. Puedes remitirle una petición formal solicitándole que retire las imágenes o fotografías que consideres sean de tu autoría, ejercitando así el derecho a la propia imagen. El documento deberá estar adaptado al Reglamento Europeo de Protección de Datos (RGPD) y a la nueva Ley Orgánica 3/201, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales.
Con esta carta, le pedirás que retire del dominio público la imagen o fotografía en cuestión, dado que su uso está sometido a tu expreso consentimiento y, en este caso, no lo habías dado.
Si no retira la imagen, puedes acudir a la vía judicial para que el juez obligue a quien está realizando un uso sin la autorización de su autor a retirarla, mediante una demanda de juicio ordinario accionando la obligación de hacer. Pero, si las imágenes publicadas pueden ser constitutivas de un hecho delictivo o de una falta, debes acudir a la vía penal, previamente presentando una denuncia ante la comisaría de policía correspondiente al lugar en el que resides. Estas denuncias se realizan ante las Brigadas de Investigación Tecnológica o Grupo de delitos telemáticos y, funcionan con bastante agilidad.
Es importante que recibas la ayuda de profesionales expertos en esta materia. En las redes sociales, como en la vida, existe la libertad de expresión, pero, hay que tener presente que, todo lo que no es legal o es delito en el mundo físico, también lo es en las redes. Nadie puede apropiarse de lo que le es ajeno, nadie puede insultar, coaccionar, amedrentar o dañar la imagen, la dignidad o hacer abuso de derecho. En las redes sociales, no todo vale.
Dice Godfried Boggard que, “en el pasado eras lo que tenías, en el presente eres lo que compartes”. Solo espero que en el futuro, seamos capaces de vivir respetando los derechos y las libertades propias o ajenas, ya sea en el mundo real o en el de las redes sociales.