“Borrando a Papá” (BORRANDO A PAPÁ – Documental Completo – Bing video) es un documental argentino que trata sobre la alienación parental que se da en Argentina, donde no existe la guarda y custodia compartida y la guarda y custodia exclusiva es otorgada en la mayoría de los casos a la madre.
En España, la situación es algo distinta, pero, desgraciadamente, muchos progenitores, al serles otorgada, en exclusiva, la guarda y custodia de sus hijos comienzan una lucha encarnizada para “borrar a Papá” o para “borrar a mamá”.
No es lo habitual, pero, en ocasiones, clientes que tenían relaciones fantásticas con sus hijos no comprenden como ahora, sin más, tras el divorcio y pasar a vivir solo con sus madres o padres, ya no quieren relacionarse con el otro progenitor.
Sus hijos ahora se aburren con ellos o ellas. Ya no quieren visitarse o pasar el fin de semana juntos. Siempre tienen un plan mejor qué hacer. Cuando les llaman, no quieren ponerse al teléfono, o si se ponen, no pueden hablar libremente, ya que alguien escucha la conversación al otro lado y les alecciona sobre qué decir. Ya no les hace ilusión recibir nada de sus padres y detrás de sus desprecios se amontonan regalos de diferentes cumpleaños y navidades distintas que, ese padre o madre guardan con la esperanza de que en algún momento sus hijos cambien de idea y corran a refugiarse de nuevo en sus regazos.
Dicen que “no hay mejor desprecio que el de no hacer aprecio” y, cuanta verdad se esconde tras este refrán o proverbio que sigue a rajatabla el progenitor alienador.
El despreciado –el progenitor alienado-, mientras, se sume en una profunda tristeza que no consigue aplacar puesto que vive desde la incerteza de un sinsentido.
Quien no hace aprecio –el hijo– sigue las directrices, como títere de su titiritero –el progenitor alienador-, quien tan solo refiere, ante los “porqué” del despreciado, con rogadas excusas que esconden un manipulado rencor del que, como mucho, se consigue arrancar una falsa incertidumbre tras un vacilante: “no sé qué es lo que le pasa, pero no puedo obligar al niño a ir contigo si no quiere”, ¿lo entiendes, verdad? “debemos respetarlo y, en todo caso, que un juez decida”.
Entramos entonces en la rueda del sinsentido familiar y judicial:
¿acaso si un hijo no quiere ir al colegio no se le obliga a ir a clase? ¿Por qué si no quiere ir con su padre o madre, no existiendo una razón de peso, no se hace todo lo posible por resolver qué pasa y hacerle ver a ese hijo qué debe relacionarse con el otro progenitor?
Pues, porque el progenitor que hace de “titiritero” prefiere judicializar la situación antes que perder el control sobre sus hijos y tener que ceder ante el otro dejando tras de sí su orgullo.
Seguramente, sus hijos ya tendrán edad para ser oídos y escuchados por el juez y, entonces, como profesionales de los títeres o marionetas que son, quizás, consigan su propósito: aleccionar a sus hijos para “herir de muerte” al otro progenitor y, hacer que éste, tras años de juicios llenos de vacíos y desprecios, al final, saque la bandera blanca y, en un recuerdo al “juicio de Salomón”, apostando por la felicidad que parece abanderar su hijo cuando representa la función -asido a los hilos de su titiritero-, decida hacerse a un lado y, dejar que su hijo, cuando crezca, pueda dibujar de nuevo, si quiere, a ese padre o madre que ha sido borrado por un odio inducido que en caso alguno puede ser sano o productivo.
El Síndrome de Alienación Parental (SAP) es definido por la Asociación Nacional de Afectados por SAP como «una forma de maltrato psíquico a los menores hijos de un divorcio«. Y es que en España, es muy frecuente escuchar este término en los juzgados ante casos de divorcios contenciosos.
PERO, ¿QUÉ ES EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL Y CÓMO PUEDE AFECTAR A LOS NIÑOS?
EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL es «un trastorno caracterizado por un conjunto de síntomas que resultan del proceso por el cual un progenitor transforma la conciencia de sus hijos, mediante distintas estrategias, con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor hasta hacerla contradictoria con lo que debería esperarse de su condición«. ES UN TRASTORNO EMOCIONAL QUE SE DA, PRINCIPALMENTE, EN EL ÁMBITO DE LOS PROCESOS JUDICIALES DE SEPARACIÓN Y DIVORCIO.
Los niños afectados sienten y expresan un rechazo injustificado hacia su padre o su madre que es consecuencia directa de la manipulación sentimental promovida por su otro progenitor. El artificio es tal que el menor intensifica y hace suyos esos sentimientos y, los amplía al entorno social y familiar del progenitor rechazado. De esa forma, el hijo borra al padre o a la madre y a toda la familia extensa de esa parte.
Recuerdo como un cliente en concreto dejó de tener relación con su hijo menor, que en aquel momento tenía doce años porque, en este caso, la madre de menor le puso en contra. El hijo, que hasta el divorcio tenía una estrecha relación con su padre, empezó a despreciarle, no le apetecía nunca ir con él porque decía que ahora le aburrían todas las cosas que antes hacían juntos y le divertían. Dejó de querer ir con sus tíos, de jugar con sus primos. No quiso volver a ver a sus abuelos y para el menor, su padre era un pesado con quien no le apetecía estar. El día del juicio mi cliente se desvivía en saludar a su hijo y buscaba la manera de acercarse a él, para intentar hacerle llegar su cariño, pero ese niño, frío como un témpano le miraba de reojo, con desprecio, haciendo como que no escuchaba los continuos saludos de su padre o de sus tíos.
Han pasado ocho años. Ese niño es hoy mayor de edad y, se ha perdido una adolescencia junto a su padre que ya nunca podrá recuperar porque esa manipulación borró a un padre y lo alejó de todo apego natural. El régimen de visitas comunicación y estancia en las guardas y custodias exclusivas El régimen de visitas comunicación y estancia en las guardas y custodias exclusivas (xn--tarragytarrag-glbh.com)
Los niños afectados por el síndrome de alienación parental (SAP) crecen en un entorno de rechazo y repulsa por parte de uno de sus progenitores (llamado «progenitor alienador») hacia el otro, y a menudo viven situaciones como:
- La de escuchar comentarios negativos o insultos o adjetivos que ridiculizan a su otro progenitor por parte del “progenitor alienador”.
- La de ver como el “progenitor alienador” les dificulta las comunicaciones o relaciones con el otro progenitor.
- La de perder la referencia de su otro progenitor porque el «progenitor alienador» deja de hacer partícipe al otro de cualquier toma de decisiones que tenga que ver con su hijo, con cualquier decisión que afecte a su educación, salud, etc.
Incluso, este abuso emocional que llevan a cabo algunos padres, puede involucrar también al resto de la familia o a ciertos profesionales docentes o sanitarios, con el objetivo de que todos se sumen a la campaña de desprestigio contra el otro progenitor.
¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS EN LOS HIJOS DE EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL?
Estas situaciones alejan a los hijos de cualquier relación paterno o materno filial normal. Los niños afectados tienden a manifestar una serie de comportamientos o sentimientos que pueden acompañarles durante toda su infancia e incluso empañar su vida adulta. Algunos de estos sentimientos son:
- Odio hacia uno de los padres
Finalmente, el “progenitor alienador” conseguirá, dada la campaña de continuo desprestigio que abandera afectar a la salud mental de su hijo, transformando su conciencia y generándole sentimientos de odio que acabarán borrando al otro progenitor y destruyendo cualquier vínculo afectivo.
El hijo, al final, se posicionará al lado del “progenitor alienador” rechazando cualquier comunicación y contacto con el otro progenitor y con la familia extensa del mismo.
- Ansiedad, miedo y estrés
Estos menores, se mostrarán nerviosos en presencia de su otro progenitor, puesto que siempre escuchan comentarios despectivos y negativos. Puede incluso sentir miedo, porque le pueden haber hecho creer que es alguien que no le quiere bien, para conseguir así asustar al hijo y ponerle en contra. Todo ello, evidentemente, le ocasionará y generará estrés, miedo y una ansiedad tal que, sin lugar a dudas, afectará a ese hijo en su desarrollo emocional, puesto que se obliga a ese menor a actuar según los caprichos y deseos de un adulto.
- Sentimientos que perduran en la edad adulta
El progenitor alienador con su comportamiento injustificado consigue que su hijo presente unos sentimientos negativos que le acompañarán hasta su edad adulta. El síndrome de alienación parental les ocasionará unos daños psicológicos y/o legales que difícilmente podrán ser reparados.
Es importante separarse o divorciarse con respeto. Hay que tener en cuenta que los hijos no se separan. Los hijos tienen un padre y una madre y, pase lo que pase entre los adultos, no hay que hacerles posicionar o elegir. Hay que saber llevar el proceso de forma respetuosa y generosa por el bienestar de los hijos, quienes van a continuar necesitando de sus padres, aunque sea por separado, pero precisaran de los dos siempre.
Para ello, es importante no desacreditar al otro progenitor delante de los hijos. Es necesario no hablar nunca mal del otro progenitor delante del menor, ni trasladarles si pasan o no la pensión, o si cumplen o no con sus responsabilidades. Es totalmente necesario que cualquier progenitor le permita a sus hijos crear una relación con el otro libre de prejuicios.
No hay que educar a los hijos en el odio hacia la ex pareja, sino en el amor hacia sus padres, que, lo serán para siempre.
En todo caso y, si alguno de los padres detectara algún síntoma que pudiera indicar una manipulación del otro progenitor que pudiera dar lugar a el síndrome de alienación parental, es importante que, se busque la ayuda de un buen profesional para atajar el problema evitando por cualquier medio romper el vínculo con los hijos, puesto que, mientras exista ese vínculo, por pequeño que sea, habrá una puerta abierta a un diálogo que es importante preservar.
Hay que mantener a los hijos alejados de cualquier maltrato psicológico, intentando velar siempre por el interés superior del menor.
Los hijos, pase lo que les pase a sus padres, cuentan con un padre y una madre. No hay que borrar a ninguno de los dos. El amor de los hijos por sus padres es incondicional, igual que el de los padres por los hijos. Quien entrega amor, en lugar de un odio que no lleva a ningún sitio, se verá, seguro, recompensado porque, como decía Miguel de Cervantes: “el hacer el padre por su hijo es hacer por sí mimo”. Entonces, ¿por qué generarle odio a tu hijo haciéndole ser un “falso huérfano” cuando puedes hacer que crezca feliz junto a sus padres y resto de familia extensa?
Dicen que “los niños guardan sus sueños en sus cajas de lápices”. Demos a los hijos lápices de colores para que dibujen, desde su libertad, la relación que quieran tener con sus padres y con su entorno. No les obliguemos a borrar o a hacer desaparecer lo trazado porque es imposible borrar de la mente lo tatuado en el corazón cuando los sentimientos son profundos e insondables.