La profesión de procurador se encuentra como en 1990 se encontraba Cole Tricke- aquél joven piloto de carreras que buscaba ganar en la Nascar- interpretado por, un algo cuestionado en el papel, Tom Cruise en la película “Días de Trueno”. Y, es que, cuando en el deporte, como en la vida, se busca solo el triunfo individual sin tener en cuenta al compañero, al equipo, difícilmente las cosas funcionan.
Hace unos días fue aprobado el Proyecto de ley que, según se nos indica por parte del Ejecutivo, “es una regulación particularmente relevante para abogados y procuradores, en tanto que acomoda la legislación española a las exigencias del derecho europeo en lo referente al acceso y a las condiciones del ejercicio de esas profesiones y, especialmente, a la interacción entre ambas”.
En concreto, se modifica la Ley 34/2006, de 30 de octubre, sobre el acceso a las profesiones de Abogado y Procurador de los Tribunales, así como determinadas disposiciones contenidas en la Ley 2/2007, de 15 de marzo, de sociedades profesionales, y el Real Decreto-ley 5/2010, de 31 de marzo, por el que se amplía la vigencia de determinadas medidas económicas de carácter temporal.
Dos de las tres principales adaptaciones establecen: un “único acceso a las profesiones de abogado y procurador -se exigirá el mismo título académico, el grado en Derecho, y el mismo máster de capacitación. La única salvedad es que ambas profesiones no podrán ejercerse simultáneamente-“, y se acuerda que “se permiten las sociedades profesionales mixtas”, es decir: se podrán prestar en un mismo despacho profesional todos los servicios jurídicos necesarios para comparecer ante los tribunales.
No voy a entrar en este “post” en el análisis del articulado de este tan anunciado proyecto que ya, desde mucho tiempo antes de su aprobación, ha estado en pugna entre quienes piensan que se pone en peligro nuestra profesión y los que nos agarramos con seguridad a poder continuar en su ejercicio.
Desde mi humilde opinión, poco cambian las cosas. Porque si bien es cierto que, hasta ahora no era posible la asociación profesional entre procuradores y abogados -porque las sociedades profesionales multidisciplinares no podían incluir a profesionales declarados incompatibles y ahora sí se va a permitir el acceso de estas sociedades profesionales mixtas o multidisciplinares al Registro Mercantil-, esa asociación únicamente implica poder constituirse en sociedad: poder agrupar a profesionales que tienen una dimensión muy distinta, pero que continúa existiendo entre ellos una clara incompatibilidad para el ejercicio de sus profesiones.
Abogados y Procuradores, a partir de ahora, podemos integrarnos en una misma entidad pero, manteniendo el ejercicio incompatible. Cada uno de los profesionales, en nuestro ejercicio, mantendremos de manera diferenciada nuestras competencias, responsabilidades y obligaciones.
Es por ello que, aun existir la posibilidad de asociación, siempre y cuando se mantenga que las profesiones de abogado y procurador implican funciones independientes y que nunca van a poder ejercerse simultáneamente, la norma, nos continúa exigiendo caminar en el mismo sendero: el de la colaboración.
Volviendo al símil del inicio de este artículo, la relación entre procurador y abogado en un procedimiento es como la que existe en cualquier “rally” entre el piloto y su copiloto. En cada tramo, cada uno tiene su tiempo, pero la carrera hacia la meta es la misma: un procedimiento en el que se pretende ganar empleando el menor tiempo posible y con la mejor calidad.
¿Qué haría un abogado sin su procurador? Y, ¿un Procurador sin su abogado? Pues, aunque alguno se aventure osado, la respuesta sería un claro y certero: NADA. ¿Acaso en un rally el piloto hace su trabajo con éxito sin la ayuda del copiloto o de su equipo?
Las funciones de los Procuradores, como copilotos o navegantes de rallys no solo se despliegan en el tramo de la carrera procesal en la que nuestro expediente se encuentre en ese momento, sino que mucho de nuestro trabajo queda en la sombra, pero no por eso deja de ser indispensable y necesario.
Como procuradores/copilotos recibimos telemáticamente el escrito de inicio de cualquier procedimiento junto a los documentos. Nos encargamos de recepcionar correctamente esos archivos. De completar los datos que alguno de los pilotos/abogados no indican en el escrito: documentos identificativos de clientes o de contrarios, número de colegiado del letrado, códigos postales de las direcciones de las partes, etc. Comprobamos que el partido judicial es el correcto o que el procedimiento que se indica es el adecuado, que la cuantía esté determinada y establecida correctamente.
Pero, nuestra labor no queda en eso, sino que una vez el Juzgado recepciona el escrito, si es inicial y nos requiere las copias, las debemos aportar al expediente en los siguientes días.
Liquidamos tasas y depósitos y nos encargamos de acreditar tal circunstancia en los Juzgados; recibimos las notificaciones, miramos que todo esté en orden y anotamos la fecha de recepción, notificación y evacuamos el plazo del requerimiento para que se le dé el trámite adecuado.
Acompañamos a los clientes a apoderamientos para que el expediente esté en forma, informamos a nuestros representados del estado del asunto, así como al piloto/abogado para que todo esté en orden en el menor tiempo posible.
Nos encargamos de emplazar a demandados, de personaciones y comparecencias y vistas, de comprobar que todos los testigos, peritos y partes estén debidamente citados a juicio y de que los oficios y prácticas de prueba lleguen a tiempo. Llevamos a cabo ejecuciones, embargos y anotaciones preventivas; recepcionamos ingresos y adelantamos pagos. Nos encargamos de la llevanza y gestión de las subastas judiciales; acompañamos y estamos presentes en ratificaciones, en aceptaciones de cargos diversos; hacemos de nexo entre los Juzgados y los pilotos/abogados y/o entre administradores concursales o peritos y técnicos judiciales y pilotos/abogados.
Esperamos pacientemente escritos para presentarlos en las guardias, recorremos tramos diversos por diferentes puntos de la ciudad y poblaciones para llegar a tiempo a todos los señalamientos, emplazamientos y términos.
Nuestro trabajo tiene una clara vocación y afán de ayudar en todo lo posible al cliente y al piloto/abogado en el objetivo de ganar. Nuestro trabajo permite ayudar a liberar la carga al piloto/letrado en el procedimiento. Nos encargamos de que todo esté en orden.
De hecho, como se dice en los rallys “un copiloto no gana un rally, pero puede hacer que se pierda”. Y es que, ciertamente, por mucho que se empeñen algunos en ir contracorriente, la labor del Procurador reza así de importante.
Quizás no hablemos en sala mostrándonos siempre en un discreto segundo plano. Es posible que los clientes -si los pilotos/abogados no les han hablado de nosotros o de nuestra función y trabajo-, lleguen al final de la carrera -del procedimiento- sabiéndose vencedores pero sin saber que, parte de su éxito, se lo deben a la colaboración entre piloto y copiloto.
Pero, lo que sí es cierto es que, tan importante es nuestro trabajo que, un error en nuestras funciones puede hacer que se pierda el tramo y, quizás, hasta la carrera/procedimiento, por lo que, en absoluto es baladí nuestra organización, esfuerzo y labor.
Muchas veces, en nuestra organización del rally/procedimiento, debemos guiar al piloto/abogado en colaboración y ayuda por el mapa del proceso, indicándole rutas procedimentales y/o procesales distintas para salir con cierta ventaja en el tramo de carrera que se aventure en ese día.
Entre el piloto/abogado y el copiloto/procurador evidentemente debe existir una buena conexión. Entre los dos han de tener su propia agenda con un claro libro de ruta, con la velocidad correcta y dirección de cruce o punto exacto en el que deben actuar o dejar de hacerlo y dejar pasar.
Ambos han de estar de acuerdo y colaborar para cualquier verificación del expediente, ya sea en cuanto a técnica, como para presentar toda la documentación que el Juzgado nos requiera.
Juntos, en colaboración y en compañía, una vez confirmados y cumplidos los requisitos procesales, se nos declara por el Juzgado aptos para tomar la salida.
Durante la carrera, los Procuradores -como copilotos- nos encargamos de indicarle al abogado y piloto, la hora, lugar, y tiempos en que será importante que nos organicemos procesalmente.
Ayudamos a seguir con rigor el recorrido que marca el libro de ruta (la ley procesal vigente que corresponda en el rally de competencia). Cantamos las notas -los plazos- con la entonación y el ritmo indicado.
Cronometramos los tramos con recordatorios de agenda varios, para que, por parte del piloto/abogado, se hagan las correcciones sobre las notas -alegaciones y manifestaciones- del procedimiento que crean necesarias y convenientes.
Pedimos tiempos a los funcionarios para tener las referencias del puesto que durante el transcurso del rally /procedimiento tienen el resto de copilotos y pilotos competidores. Calculamos si necesitamos gasolina -pruebas- entre repostajes para poder llegar a la meta sin problemas. Y, es que, solo si llegas a la meta habiendo hecho un buen rally podrás acudir a la ceremonia de entrega de premios. Pero, hay que estar al tanto de la calificación provisional que el Juez nos dé porque si al comprobar la clasificación publicada no se está conforme, dependiendo del resultado, podremos pasar a realizar las verificaciones técnicas correspondientes, esta vez, ante el Superior jerárquico.
Nuestra vocación de servicio nos lleva a hacer todo lo que esté en nuestras manos en beneficio del equipo.
Así pues, en nuestra profesión, como en los rallys, nos asociemos o no, y ejerciendo cada uno nuestras profesiones de manera independiente, hemos de colaborar para ganar.
Solo se ganan carreras colaborando, siendo compañeros y, animando porque, todo apoyo dirigido del piloto al copiloto o del copiloto al piloto es importante cuando algo se tuerce o hay que enderezar cualquier pleito. “No hay curva en la que sea imposible adelantar. Solo es cuestión de decidir cuál es el mejor momento para hacerlo” y, juntos, abogado y procurador sabremos siempre tomar las mejores decisiones. Colaboremos respetando nuestras profesiones por y para siempre.